¡Símbolo de Salta! / El Muñeco Pepito celebra 63 años alegrando infancias

Su trayectoria, marcada por risas y solidaridad, un verdadero orgullo salteño.

Su trayectoria, marcada por risas y solidaridad, un verdadero orgullo salteño.


Su trayectoria, marcada por risas y solidaridad mantuvieron siempre un lema característico: “Que cada niño tenga un juguete y cada anciano una atención“. Con el objetivo claro, Rodolfo y Pepito transitaron un camino de vastas anécdotas en cada paraje inhóspito que visitaron. “Si los chicos no pueden venir a verlo a Pepito, Pepito va a verlos a ellos , recalca Aredes, enfatizando su voluntad de no dejar a nadie sin la posibilidad de alegrarse con su muñeco. A lomo de burra, en senderos improvisados por el constante transitar de la gente, en las cimas más frías, en los desiertos más sofocantes: nada detuvo a Pepito y su obstinado creador. 


Este sueño que comenzó un 17 de abril de 1956, tuvo como escenario principal las calles de Lima, Perú, lugar donde un viejo tallista peruano que tallaba santos creó un muñeco esperando que algún día alguien le diera vida, le diera voz. Así fue como llegó a las manos indicadas: las de Rodolfo Aredes. Desde entonces, Pepito y Rodolfo son amigos inseparables y hoy celebran 63 años de transitar juntos este camino.

Una deuda pendiente 


Desde el año 2017, vecinos de distintas asociaciones están en campaña para emplazar en la ciudad una estatua de bronce en tamaño natural en honor a Rodolfo Aredes y al muñeco Pepito. La obra está lista desde hace un año en el taller del escultor aguardando a que las autoridades de la Municipalidad de Salta decidan el lugar y el momento para emplazarla. Entonces esta será donada al Estado municipal.


En abril de 2017, cuando Pepito cumplió 61 años de trayectoria junto a Aredes, amigos y seguidores de la dupla humorística se unieron para recolectar 350 kilos de metal para destinarlos a una escultura que los inmortalizara. Tras un par de meses de trabajo lograron juntar lo esperado y el escultor Ricardo Serrudo, junto al broncero Hugo Quispe, armó la obra, que mide casi dos metros de alto por casi uno de ancho.


Con este proyecto, buscan reconocer en vida al gran maestro que alegró, con su compañero de madera, a cientos de miles de salteños en los lugares más recónditos de la provincia. Tomaron la idea de las estatuas de humoristas que hay en la calle Corrientes, en Buenos Aires, junto a las que posan porteños y turistas para tomarse fotos y recordar a quienes les sacaron sonrisas.


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