Salta y el 17 de Junio
Pues, resulta un tanto difícil encontrar las exactas palabras para expresar lo que siente un salteño cuando llega el 17, fecha que, desde hace ya poco más de dos siglos quedó estampada como parte indivisible de nuestra historia y que recuerda en la figura del General Martín Miguel de Güemes, aquella tamaña gesta independentista.
Pues, resulta un tanto difícil encontrar las exactas palabras para expresar lo que siente un salteño cuando llega el 17, fecha que, desde hace ya poco más de dos siglos quedó estampada como parte indivisible de nuestra historia y que recuerda en la figura del General Martín Miguel de Güemes, aquella tamaña gesta independentista.
Patriotismo que sobrepasa cualquier comparación y que para comprenderlo, es necesario dejar aflorar el sentido de pertenencia. Ese mismo que agita los corazones de los salteños por todos los rincones de la provincia.
Brutal orgullo que emerge aún con mas fervor para estas fechas y que, desbocado arremete cada año contra el olvido del coraje y la lucha del bravo caudillo, quien hasta su último aliento estuvo entregado a la defensa de nuestra frontera norte.
Aquel 17 de junio de 1821 como sabemos, en la Cañada de la Horqueta, tras agonizar durante diez días y habiendo rechazado toda atención médica por parte del enemigo se apagó su vida, pero no sin antes ordenar que las tropas marcharan a la ciudad de Salta y no descansaran hasta arrojar fuera de la Patria a los invasores.
Y fue tan impresionante la tenacidad y el compromiso de sus gauchos hacia la causa, que las milicias realistas sucumbieron en pocos días y fueron expulsadas definitivamente de lo que hoy es territorio argentino.
A los aguerridos jinetes llamados "Infernales" no les importó si en frente tenían a un ejército superior en preparación, armamentos o hasta eran superados holgadamente en cantidad de soldados, ni tampoco les amedrentó si entre ellos había oficiales que venían de pelear en Europa contra un tal Napoleón Bonaparte. Las tácticas de intimidación, hostigamiento y guerra de guerrillas o recursos ideadas por Güemes fueron tan terribles y efectivas que llenaron de pánico a las fuerzas de la Corona Española.
"A nada temo, porque he jurado defender la independencia de América y sellarla con mi sangre. Estamos dispuestos a morir primero que sufrir por segunda vez una dominación odiosa, tiránica y execrable" sostuvo alguna vez y así fue como sucedió.
Tanto coraje, entrega y determinación, permitió además, repeler con arrojo cuantiosos avances que asediaron este codiciado suelo en tiempos independentistas del país, lo cual ayudó a que el General San Martin se abocara a su plan de libertar Chile y Perú. Esto significó que aquellas luchas de resistencia fueran de enorme eficacia para ayudar a terminar con el dominio realista en nuestro continente y todo esto aún siendo menospreciado y sin contar con apoyo del gobierno de Buenos Aires. Sólo con un puñado de gauchos que no eran más que campesinos y pobladores locales que sin más recursos que los suyos, una gran destreza sobre los equinos y un gran espíritu de lucha estuvieron decididos a ser protagonistas de su propia historia.
Por eso, cada año, el 17 del sexto mes es un día especial y absolutamente importante y ya no sólo para los salteños, sino también, por su trascendencia, para todos los argentinos y que no debiera ser pasado por alto debido a la consecuencia postrera que nos ha legado.
Por ello es que, ya desde muy tempranas horas, las herraduras y el bramar de los guardamontes se hacen sentir por toda la ciudad encarando hacia el monumento que evoca la figura del eximio héroe gaucho.
No importa si las mañanas se levantan atrozmente frías o si hay que cabalgar durante horas con la helada en la nuca, pues no son impedimentos para que desde diferentes latitudes se acerquen cada año miles y miles de jinetes a rendir homenajes en una de las manifestaciones patrióticas más notables del continente. Todos montados prolijamente y provistos de aquellos cueros y ataduras que supieron valer a los incondicionales del caudillo para desempeñarse en la espesura del terreno.
Niños, jóvenes, ancianos, sin distinciones de sexos o condiciones sociales y aquellos que por voluntad propia y con el pecho inflado de orgullo de pertenecer a este suelo, se abren paso en tintineante marea. Todos aunados bajo el mismo color del poncho.
Sentir inmenso e inexplicable, ya que no es una movilización regida por un fanatismo hacia un club, una religión, un carnaval popular, ni política, ni nada por el estilo. Sino más bien hacia quien durante las dos primeras décadas del siglo XIX supo aferrarse y morir por una causa que nos marcó y nos proveyó de un sentido de identidad y pertenencia descomunal.
El magnífico desfile en representatividad de los gauchos de antaño y todo el pueblo salteño, alcanza su mayor emotividad, cuando al pie del monumento y sombrero en mano se saluda con emoción a aquella figura del General, que desde su pedestal de piedras y con su caballo con las cuatro patas bien enraizadas pareciera estar aún vigilando la ciudad que tanto aquerenció.
Y así, Salta revive cada 17 de junio ese fuego invaluable de agradecimiento, admiración y orgullo, mientras se levantan con fiereza los estandartes de amor a éste suelo...
Y por que olvidar nuestra historia, sería casi como volver a entregarnos...
¡Que viva Salta, que viva la Patria!
Nacho Chesa