Lucero solito

Cumple 70 años la peña Balderrama, el "Templo mayor del folklore"

Los hermanos Balderrama iniciaron, hace 70 años, este exitoso emprendimiento, en San Martín y Esteco.

"A orillitas del canal, cuando llega la mañana, sale cantando la noche, desde lo de Balderrama", cuanta verdad reza esta primera estrofa de la aclamada zamba de Manuel Castilla y Gustavo Leguizamón.

Inspiradas melodías y poesías nacieron entre esas cuatro paredes, enriqueciendo de manera permanente el cancionero popular.

Los hermanos Daría, Celestino y Juan Balderrama comenzaron a tejer esta historia, sin imaginarse jamás que superaría ampliamente las fronteras. Hoy, Patricia Balderrama comanda la empresa, mientras Juan, Daría y Celestino lo amparan desde el universo celestial.

El Barba Castilla, el Cuchi Leguizamón, Pajarito Velarde, los hermanos Dávalos, Eduardo Falú, José Ríos, José Juan Botelli, Benjamín Toro, Hugo Ovalle, son algunos de los grandes creadores que frecuentaban la bohemia de San Martín y Esteco.

El boliche Balderrama nació en Salta en el año 1953, fundado por los hermanos Balderrama, Juan, Daría y Celestino, como un almacén en donde se vendían bebidas típicas de la región. Con el correr del tiempo, comenzaron a frecuentar el lugar las comparsas carnestolendas, que antes de los desfiles pasaban a comer, tomar y bailar un rato.

Después de unos años, se fundó la Picantería Balderrama, ubicada en la esquina de Corrientes (San Martín) e Ituzaingó, y comenzaron a frecuentarla Juan Carlos Dávalos, Eduardo Falú, y César Perdiguero, entre otros, haciéndose común la presencia de poetas y cantores de la época.

En 1956, la peña se trasladó a la esquina de San Martín y Esteco, convirtiéndose en "el refugio de los poetas".Entre los refugiados no era poco frecuente encontrar a Jaime Dávalos, Villegas Sato, el "Cuchi" Leguizamón, Manuel J. Castilla, Hugo Aparicio, Díaz Bavio, Jorge Cafrune, quienes se quedaban hasta horas de la madrugada, cantando, pintando paredes, comiendo y bebiendo.

Tan bohemio se había vuelto el boliche, que los dueños decidieron poner un escenario con micrófono, para que los artistas se explayaran a sus anchas.

Fue entonces que Manuel J. Castilla compuso su poema "Balderrama" y se la entrego al "Cuchi" Leguizamón para que la hiciera canción. Desde entonces, el boliche comenzó a hacerse más y más famoso, y culminó su pico de fama cuando Mercedes Sosa cantó la zamba, difundiéndola por todo el país.

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