Delicia de nuestra tierra

Sabores del monte: los frutos salteños que endulzan la "Semana de la Dulzura" y nutren el alma

Mucho antes de que las golosinas industriales invadieran las mesas, las familias salteñas, especialmente las del campo, compartían estas delicias como parte de su vida cotidiana.

En plena Semana de la Dulzura, Salta celebra con orgullo los sabores ancestrales que brotan de su monte: mistol, piquillín, algarroba blanca y negra, y chañar. Más que simples dulces, estos frutos silvestres son portadores de historia, medicina natural y cultura viva.

Mucho antes de que las golosinas industriales invadieran las mesas, las familias salteñas -especialmente las del campo- compartían estas delicias como parte de su vida cotidiana. Hoy, en tiempos de revalorización de lo propio, vuelven a ocupar un lugar protagónico.

Mistol
De sabor suave y dulce, el mistol es una pequeña joya del monte. Se consume fresco, seco o en arrope. Es rico en vitamina C, hierro y antioxidantes. Además, ayuda a la digestión y fortalece el sistema inmunológico. Tradicionalmente, se lo ha usado para combatir la tos y aliviar malestares respiratorios.

Piquillín
Estas pequeñas bayas rojas, dulces y ácidas a la vez, son muy buscadas por su alto contenido de antioxidantes naturales. Se consumen frescas o secas, y suelen utilizarse para preparar dulces artesanales. También tienen propiedades antiinflamatorias y digestivas.

Algarroba blanca y negra
Del fruto seco del algarrobo se obtiene la harina de algarroba, un superalimento natural. Es energética, rica en calcio, hierro y fibra, y no contiene gluten. Su sabor dulzón la convierte en una alternativa saludable al cacao. Se utiliza en bebidas, panificados, arropes y postres.

Chañar
El chañar es un clásico entre los dulces del monte. Su arrope es famoso por su textura melosa y sabor intenso. Además de endulzar, el chañar es reconocido por sus propiedades medicinales: ayuda a calmar la tos, aliviar la garganta y mejorar afecciones respiratorias.

Un regreso con identidad
Estos frutos no solo endulzan, también conectan generaciones, saberes populares y el respeto por la naturaleza. En un contexto donde se promueve lo artesanal y saludable, los sabores del monte salteño emergen como símbolo de identidad y nutrición consciente.

La Semana de la Dulzura también puede celebrarse con productos de la tierra, esos que no vienen en envoltorios brillantes pero llevan el brillo de lo nuestro, lo auténtico, lo que resiste en cada rincón de Salta.

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