Los fogones de San Pedro y San Pablo se encenderán en Rosario de Lerma
Una de las tradiciones más antiguas y emblemáticas del Valle de Lerma revivirá esta noche con fuerza gracias al impulso de los vecinos del histórico barrio El Tránsito.
Una tradición viva que une fe, comunidad y memoria en el corazón del Valle de Lerma
Este sábado 28 de junio, Rosario de Lerma será escenario de una de las celebraciones populares más sentidas del Valle: los tradicionales fogones en honor a San Pedro y San Pablo, una costumbre ancestral que sigue viva gracias al compromiso de vecinos y familias del barrio El Tránsito.
La actividad comenzará a partir de las 19, con presentaciones de academias folclóricas, músicos locales y agrupaciones culturales, y culminará a la medianoche, en punto, con el encendido del fogón central, momento que marca el inicio del día dedicado a San Pedro y San Pablo. Como manda la costumbre, no faltará el tradicional vino hervido que los vecinos compartirán en señal de comunión, abrigo y esperanza.
Lo que comenzó hace décadas como una simple reunión de vecinos alrededor del fuego, hoy se convirtió en una auténtica fiesta comunitaria que reúne a generaciones enteras en una noche cargada de símbolos, fe y esperanza.
El fuego, protagonista indiscutible de la jornada, representa la purificación del alma, la protección de los hogares y la celebración compartida. Es una costumbre que, más allá de su raíz religiosa, se convirtió en un acto de encuentro y pertenencia.
"Cada fogón es una oración encendida, una señal de que la comunidad sigue latiendo unida", expresaron vecinos del barrio El Tránsito, que con esfuerzo y amor preparan este evento año tras año.
La cita será abierta a toda la comunidad. Se esperan familias del pueblo y de localidades cercanas del Valle, para compartir no solo el calor del fuego, sino también música folclórica, comidas regionales, danzas y momentos de recogimiento que recuerdan la figura de los santos.
Los festejos se enmarcan en el calendario religioso católico, que conmemora el martirio de San Pedro y San Pablo, pilares de la Iglesia. En Rosario de Lerma, esta fecha adquiere un color especial, con raíces que se hunden en la cultura popular y brotan cada año con más fuerza. Una noche donde la tradición no se apaga, se enciende. Y el pueblo la abraza con el alma.